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Mostrando entradas de abril, 2015

REFRESCA TU SED DE RESENTIMIENTO

El perdón entraña  complejidades que hace necesaria reflexiones individuales  en al menos tres de sus expresiones a que se da lugar: el perdón  de la víctima al victimario, el perdón del victimario a la víctima y, el perdón por parte de la sociedad civil al victimario. Intento aproximarme en este escrito al  proceso individual al que se ve abocada la víctima cuando se encamina a aceptar el perdón, y a despojarse  en consecuencia, de sentimientos de odio, rencor y venganza que amargan sus existencia, sin que lo anterior este necesariamente  condicionado al reconocimiento del daño y al arrepentimiento por parte del victimario. Es decir, como acto íntimo de si mismo para si mismo, que luego se hace manifiesto en la convivencia. Encaminarse hacia este acto liberador, es adentrarse en primera instancia en un terreno farragoso hacia el encuentro con  el odio, el rencor, la ira o sentimientos de venganza, lo cual por paradójico que parezca, son indicadores positivos que  hacen evidente a la

PERDONAR ES DE VALIENTES

"¡Oh, cobarde conciencia, como me afliges!...¡Un sudor frió  empapa mis temblorosas carnes!...¿Tengo miedo de mi mismo?...Aquí no hay nadie...Ricardo ama a Ricardo...Eso es: yo soy yo...¿Hay aquí algún asesino?...¡No!...¡Si!...¡Yo!...¡Huyamos pues!...¡Cómo! ¿De mi mismo?...¡Valiente razón!...¿Por qué?...¡Del miedo a la venganza! ¡Cómo! ¿De mi mismo contra mi mismo?...¡Mi conciencia tiene millares de lenguas, y cada lengua repite su historia particular, y cada historia me condena como un miserable! ¡El perjurio, el perjurio en el más alto grado! ¡El asesinato, el horrendo asesinato hasta el más feroz extremo! Todos los crímenes diversos, todos cometidos bajo todas las formas, acuden a acusarme, gritando todos: ¡Culpable! ¡Culpable! ¡Me desesperaré! ¡No hay criatura humana que me ame! ¡Y si muero ningún alma tendrá piedad de mí!...¿Y por qué había de tenerla? ¡Si yo mismo no he tenido piedad de mi!"  (William Shakespeare; La tragedia de Ricardo III) En la conciencia