Cuando en la psicología budista se dice que "dependiendo del contacto surgen las emociones", se explica de ésta manera un proceso natural de la experiencia sensorial, que sucede entre los órganos de los sentidos y el contacto con un objeto. Sobre ésta premisa, lo más significativo es la concepción de ser humano como una personalidad psicofísica. La tendencia generalizada a considerar mente y materia como dos entidades separadas, fue rechazada por el Buda. Para explicar mente y materia redujo ambas a la experiencia por medio del contacto, es decir, sensación y contacto físico; mente y contacto con contenidos mentales. Reconocer que el mundo es disposicionalmente condicionado, lo llevó al reconocimiento de la conciencia como parte significativa de la personalidad humana y no a un mero epifenómeno. En consecuencia, la personalidad psicofísica admitida por el Buda enfatiza la dependencia de la conciencia sobre la personalidad física y la capacidad de la primera de moldear la segunda. La descripción más conocida del budismo acerca de la personalidad humana se basa en los cinco agregados o constituyentes de la misma, también conocidos como agregados de agarre, debido a que son los medios frente a los cuales una persona ata su personalidad.
El primero es la "forma material". Hace referencia al cuerpo físico, la imagen que una persona hace de él y la experiencia a través del contacto con estímulos o situaciones provenientes del entorno. El Buda la plantea como una función y no como una entidad, entendida así, debido a la forma como una persona puede verse afectada. Por ejemplo, para ser tocado por la experiencia del frío o el calor, tiene que estar presente el fenómeno, de lo contrario no habría forma de ser sujeto de esa sensación, de esa experiencia, ni tendría sentido hablar de dichos fenómenos. La "forma material" es de extrema importancia en la estructuración de la personalidad. De igual forma, así como hay instancias donde el Buda habla de estados mentales o estados de meditación que son inmateriales, éstos son impensables sin una forma material.
El segundo agregado es "sentimiento o sensación". Tiene que ver con toda la gama de emociones que hacen parte del hecho de existir y estar en el mundo, mediados por los sentidos o la mente. Incluye tanto a emociones que esclavizan como aquellas que liberan. Clasifica los sentimientos en tres tipos: agradables, desagradable y neutros. Existe la tendencia a crear una atadura que busca hacerlos permanentes, bien sea para perpetuar lo placentero o rechazar lo desagradable. Por lo general, se vive en un agobio pendular atrayendo a unos y evitando a otros. De acuerdo con el Buda, las sensaciones placenteras dan cabida a la avidez y la codicia y las displacenteras a la aversión y al odio. Sería antinatural e ilusorio pretender eliminar las sensaciones. Es la identificación equivocada la que parece ser la causa de ésta confusión y malentendido, resultante de la inclinación a aferrarse a las sensaciones y deformarlas a causa de experiencias previas de aprendizajes. Y la identificación equivocada se da por el temor a que la zona de confort que se ha creado como resguardo al sufrimiento inherente al hecho de existir, el vacío existencial y a las dificultades que presenta la vida, desaparezca. Frente a ésto, se construyen sólidas conceptualizaciones que justifican la razón de ser de la identificación equivocada que busca salvaguardar las demandas del ego. El "abandono" o la observación imparcial de las emociones que se da en la meditación, tiene el efecto beneficioso de mirar desde otra perspectiva esa identificación y darse cuenta de la insustancialidad de las conceptualizaciones, por un lado, y de su naturaleza condicionada, por el otro. La "disolución" de las conceptualizaciones que se percibe a través de la meditación, hace que la mente y los contenidos mentales se vayan tornando menos rígidos, flexibles o maleables. En la medida que se va adquiriendo dicha flexibilidad se da paso a la comprensión del proceso experiencial y, cuando sea que sensaciones agradables o desagradables aparezcan, se va obteniendo el discernimiento, la convicción y la habilidad de evitar la emergencia de la codicia, el apego o la aversión, en sus múltiples expresiones. No tiene nada que ver la idealización platónica de desarrollar una intuición o experiencia no sensual, más bien apunta a la eliminación de los efectos dañinos de las sensaciones.
El tercer agregado es "percepción".Hace referencia a la función de percibir, al registro que se hace de los estímulos sensoriales que convertimos en objetos reconocibles. Pensamientos e ideas son considerados como objetos. No es un percepto que pueda separarse o aislarse de otras actividades. Esta relacionada con los demás constituyentes de la personalidad humana. Cada una de las percepciones está constituida por un paquete de recuerdos, conceptos, disposiciones, así como de elementos materiales o funciones, referidas en el primer agregado. Toda percepción involucra sentimiento o sensación. Afirma el Buda "lo que uno siente uno lo percibe". Lo que significa que las percepciones están asociadas invariablemente con un elemento emotivo. Y afirma además que, una persona que haya alcanzado un estado de liberación, continúa experimentando sensaciones desagradables y desagradables. En el caso de la persona que sigue atada por ejemplo, a la codicia o al odio, en el momento en que el sentimiento se manifiesta en su torrente sensorial, se involucra emocional e intelectualmente para armar su arsenal de conceptualizaciones. Sus emociones se han convertido en apego o aversión. Sus intereses se centran en una lucha por aferrarse a ellas, aun sabiendo el daño que causan. En el caso de la persona que ha conseguido alguna comprensión, una forma que el budismo plantea es la habilidad de permanecer impasible frente aquello que mueve el piso, que afecta. Como persona con sentimientos y emociones se siente naturalmente tocada por ellos y la hace sentir como resultado una justificable indignación, pero no venganza. Mantenerse imperturbable no significa indiferencia. Es actuar con un sentido moral de no hacer daño. Es salir del esquema "ojo por ojo".
El cuarto agregado "disposiciones o configuraciones mentales". De acuerdo a la perspectiva del budismo, éste es el factor que contribuye al proceso de individuación de la persona y sus percepciones. El Buda define ésta disposición como "aquella que procesa la forma material, los sentimientos, percepciones, disposiciones y la conciencia dentro de unas formas particulares". La fuente de donde se construye la historia personal. Estos factores disposicionales o condicionantes son los responsables de la naturaleza de nuestra personalidad. Es allí de donde provienen las disociaciones entre mente y cuerpo, las identificaciones y conceptualizaciones equivocadas que dan pie a la figura del ego y sus tergiversaciones de las que tanto cuesta deshacerse
El quinto agregado es "la conciencia". El Buda define la conciencia, ni más ni menos, como el acto de ser consciente. Es un acto de atención mental en el cual la presencia del objeto se hace consciente. Como los demás agregados depende de ellos y ésta los permea a todos. Es así como la conciencia separada de los demás agregados, en particular de la forma material, no puede funcionar. La conciencia desaparece y resurge, cambia de un momento a otro, es discriminatoria y parcial, puesto que se aferra a lo percibido como deseable, se ata a lo que rechaza como desagradable y es indiferente a lo neutro.
Estos cinco agregados no intentan ser los últimos elementos irreductibles de la existencia. Mas bien, buscan ilustrar algunas de las funciones mas prominentes cuando la personalidad humana es tema de análisis. Al menos representan cuatro funciones básicas: la forma material con su función de identificación; sentimiento y percepción representan la función de la experiencia tanto emotiva como cognitiva; las disposiciones su función en el proceso de construcción de la individualidad, resultado del aprendizaje introyectado, y la conciencia explica la función de continuidad en la experiencia.
La característica de los cinco agregado en su impermanencia, su cambio constante, lo que a su vez denota que la personalidad psicofísica que se construye a partir de ellos no es una obra terminada. Se está en constante construcción y deconstrucción del historial individual que deja huella en cada uno de los cinco agregados. La observación atenta ausente de juicios y el recto esfuerzo son guías para erradicar con diligencia, paciencia, perseverancia, dedicación y esfuerzo sostenido aquello que hace y nos hace daño, y se experimenta en una fuerte sobre carga en el cuerpo, los sentimientos y los pensamientos que añaden un peso adicional a los retos inseparables de ser y estar en el mundo. La tradición budista habla de cuatro guías para erradicar impurezas y adquirir cualidades que ayudan a la deconstrucción y construcción del universo psicofísico de la personalidad, denominadas "Recto Esfuerzo", el cual consiste en: 1.Eliminar las cualidades malsanas adquiridas. 2.Protegerla de las cualidades malsanas no adquiridas. 3.Conservar y fortalecer cualidades virtuosas . 4.Abrirse a las buenas cualidades que falten. Es darle el giro a la otra cara de los contenidos de los agregados, desaprendiendo lo que causa daño y dolor y aprendiendo lo que hace bien, para hacerlo propio. Siendo las emociones humanas parte inalienable de la experiencia humana y su refinamiento produce efectos tangibles en la personalidad, no hay razón entonces para que no tengan efecto en la sociedad, sería el corolario del Recto Esfuerzo.
El tercer agregado es "percepción".Hace referencia a la función de percibir, al registro que se hace de los estímulos sensoriales que convertimos en objetos reconocibles. Pensamientos e ideas son considerados como objetos. No es un percepto que pueda separarse o aislarse de otras actividades. Esta relacionada con los demás constituyentes de la personalidad humana. Cada una de las percepciones está constituida por un paquete de recuerdos, conceptos, disposiciones, así como de elementos materiales o funciones, referidas en el primer agregado. Toda percepción involucra sentimiento o sensación. Afirma el Buda "lo que uno siente uno lo percibe". Lo que significa que las percepciones están asociadas invariablemente con un elemento emotivo. Y afirma además que, una persona que haya alcanzado un estado de liberación, continúa experimentando sensaciones desagradables y desagradables. En el caso de la persona que sigue atada por ejemplo, a la codicia o al odio, en el momento en que el sentimiento se manifiesta en su torrente sensorial, se involucra emocional e intelectualmente para armar su arsenal de conceptualizaciones. Sus emociones se han convertido en apego o aversión. Sus intereses se centran en una lucha por aferrarse a ellas, aun sabiendo el daño que causan. En el caso de la persona que ha conseguido alguna comprensión, una forma que el budismo plantea es la habilidad de permanecer impasible frente aquello que mueve el piso, que afecta. Como persona con sentimientos y emociones se siente naturalmente tocada por ellos y la hace sentir como resultado una justificable indignación, pero no venganza. Mantenerse imperturbable no significa indiferencia. Es actuar con un sentido moral de no hacer daño. Es salir del esquema "ojo por ojo".
El cuarto agregado "disposiciones o configuraciones mentales". De acuerdo a la perspectiva del budismo, éste es el factor que contribuye al proceso de individuación de la persona y sus percepciones. El Buda define ésta disposición como "aquella que procesa la forma material, los sentimientos, percepciones, disposiciones y la conciencia dentro de unas formas particulares". La fuente de donde se construye la historia personal. Estos factores disposicionales o condicionantes son los responsables de la naturaleza de nuestra personalidad. Es allí de donde provienen las disociaciones entre mente y cuerpo, las identificaciones y conceptualizaciones equivocadas que dan pie a la figura del ego y sus tergiversaciones de las que tanto cuesta deshacerse
El quinto agregado es "la conciencia". El Buda define la conciencia, ni más ni menos, como el acto de ser consciente. Es un acto de atención mental en el cual la presencia del objeto se hace consciente. Como los demás agregados depende de ellos y ésta los permea a todos. Es así como la conciencia separada de los demás agregados, en particular de la forma material, no puede funcionar. La conciencia desaparece y resurge, cambia de un momento a otro, es discriminatoria y parcial, puesto que se aferra a lo percibido como deseable, se ata a lo que rechaza como desagradable y es indiferente a lo neutro.
Estos cinco agregados no intentan ser los últimos elementos irreductibles de la existencia. Mas bien, buscan ilustrar algunas de las funciones mas prominentes cuando la personalidad humana es tema de análisis. Al menos representan cuatro funciones básicas: la forma material con su función de identificación; sentimiento y percepción representan la función de la experiencia tanto emotiva como cognitiva; las disposiciones su función en el proceso de construcción de la individualidad, resultado del aprendizaje introyectado, y la conciencia explica la función de continuidad en la experiencia.
La característica de los cinco agregado en su impermanencia, su cambio constante, lo que a su vez denota que la personalidad psicofísica que se construye a partir de ellos no es una obra terminada. Se está en constante construcción y deconstrucción del historial individual que deja huella en cada uno de los cinco agregados. La observación atenta ausente de juicios y el recto esfuerzo son guías para erradicar con diligencia, paciencia, perseverancia, dedicación y esfuerzo sostenido aquello que hace y nos hace daño, y se experimenta en una fuerte sobre carga en el cuerpo, los sentimientos y los pensamientos que añaden un peso adicional a los retos inseparables de ser y estar en el mundo. La tradición budista habla de cuatro guías para erradicar impurezas y adquirir cualidades que ayudan a la deconstrucción y construcción del universo psicofísico de la personalidad, denominadas "Recto Esfuerzo", el cual consiste en: 1.Eliminar las cualidades malsanas adquiridas. 2.Protegerla de las cualidades malsanas no adquiridas. 3.Conservar y fortalecer cualidades virtuosas . 4.Abrirse a las buenas cualidades que falten. Es darle el giro a la otra cara de los contenidos de los agregados, desaprendiendo lo que causa daño y dolor y aprendiendo lo que hace bien, para hacerlo propio. Siendo las emociones humanas parte inalienable de la experiencia humana y su refinamiento produce efectos tangibles en la personalidad, no hay razón entonces para que no tengan efecto en la sociedad, sería el corolario del Recto Esfuerzo.
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