Del libro "The Noble Eightfold Path"de Bhikku Bodhi, tomaré aspectos esenciales de la enseñanza de Siddharta Gautama El Buda y la psicología budista, cuya vigencia reclama con urgencia mayor divulgación, como otro elemento que contribuya a mejorar la convivencia y las relaciones interpersonales dominadas por la codicia, la aversión y la ignorancia. La esencia de su enseñanza se puede resumir en dos principios fundamentales: Las Cuatro Verdades Nobles y El Noble Sendero Óctuple. Las primeras hacen referencia al origen del sufrimiento, sus causas, como funcionan y el camino para liberarse de el. El Buda hace referencia a una insatisfacción básica que permea la condición humana y nos confronta con nuestra situación esencial, inseparablemente ligada con lo que él llamó Dukkha. Esta palabra Pali traducida usualmente como sufrimiento, hace referencia a una insatisfacción e inconformidad existencial que se manifiesta en variedad de estados de ánimo: tristeza, desencanto, desesperación, angustia, inquietud, contrariedad, insaciabilidad, ambición, disgusto y, demás estados similares que denoten insatisfacción y desesperanza. Usualmente éstos estados de ánimo rondan de manera vaga e ilocalizable en nuestra conciencia y se caracterizan por una sensación de que las cosas no son como las deseamos o inadecuadas de acuerdo con nuestra expectativa acerca de cómo deberían ser. El Buda no se queda en generalidades. Ahonda en la diferentes formas que Dukkha puede adoptar, tanto a un nivel evidente como sutil. Comienza con lo que está más cercano a nosotros: el sufrimiento inherente al proceso del ciclo vital de la vida misma. Aquí Dukkha se hace presente en el hecho de nacer, envejecer, morir y nuestra susceptibilidad a la enfermedad, accidentes, heridas, hambrunas, desgracias e injusticias. También está presente en nuestras reacciones internas a situaciones y eventos externos desagradables y se manifiesta en tristeza, rabia, frustración, miedo, odio, venganza, envidia, resentimiento debido a separaciones dolorosas o, al fracaso de no obtener lo que deseamos. Aun los placeres no son inmunes a Dukkha, ofrecen felicidad mientras duran, dejando luego vació y añoranza. Nuestras vidas se encuentran entrelazadas entre la avidez por el placer y el miedo a perderlo. Se nos va la vida persiguiendo al uno y huyendo del otro, queriendo zarpar en puerto seguro, desconociendo que la impermanencia es la realidad que caracteriza a todo lo existente. Si deseamos poner término al sufrimiento, tenemos que tener un conocimiento amplio acerca de su origen, las causas, como funciona y la manera de liberarnos de el. El Buda ubica su origen en nosotros, en un mal fundamental que impregna nuestro ser, causando trastorno en nuestra mente y viciando nuestras relaciones con nosotros mismos, con los otros y con el mundo. La señal de éste mal, se puede ver en nuestra proclividad hacia ciertos estados mentales insanos, conocidos en Pali como Kilesias y, traducidos como impurezas. Las impurezas constituyen la triada de codicia, aversión e ignorancia. La codicia es un deseo centrado en nosotros mismos, manifestado en una incansable búsqueda por poseer, que urge a fortalecer la idea de ego, poder, estatus, prestigio, no teniendo reparo en los medios ni el daño causado. La aversión es negación expresada en rechazo, irritación, reprobación, odio, enemistad, rabia y violencia. La ignorancia la describe como una oscuridad mental, una capa espesa de insensibilidad que impide una clara comprensión y aceptación de la realidad tal como es. El Buda enseña que hay una impureza que da origen a todas ellas, una raíz que las sostiene, ésta raíz es la ignorancia. Entendida no como mera ausencia de conocimiento o carencia de una parte de información. De hecho, ésta ignorancia puede coexistir con una vasta erudición, pero entendida como la raíz de Dukkha, la ignorancia es un velo de oscuridad que cubre la mente llena de creencias que se han aceptado irreflexivamente como verdades y con las cuales se ha establecido una clara identificación y apego, que impide la recta comprensión de las verdades inmanentes al hecho de ser y vivir. Algunas veces opera de manera pasiva obstruyendo la correcta comprensión. En otros momentos asume un role activo, llegando a ser la gran embustera, ideando percepciones y concepciones distorsionadas que la mente ilusoria toma como atributos del mundo, inconsciente de que éstos no son más que sus propios constructos. Estas percepciones e ideas erróneas que se han asimilado y permanecen incuestionadas, son el terreno fértil que nutre todas las impurezas. De ésta manera, la ignorancia emite impurezas y las impurezas emiten ignorancia. Para liberarnos del sufrimiento tenemos entonces que erradicar las impurezas. El trabajo de erradicarlas debe proceder de una forma metódica. No se consigue por un mero acto de voluntad. El meollo del trabajo radica en la investigación personal de la propias impurezas y en la capacidad para reconocer que tan afianzadas están y nuestra determinación para hacerle frente a la ignorancia. ¿Pero como se elimina la ignorancia? Puesto que la ignorancia es un estado de desconocimiento y no aceptación de las cosas tal como son, lo que se necesita es firme determinación a través de la autobservación y la introspección para darnos cuenta de conceptos y percepciones erradas que subyacen a nuestras impurezas. No es únicamente un conocimiento conceptual. Por encima de éste, hay un conocimiento que ha estado ahí, acallado por el agite de la mente, libre de ideas, puntos de vista y asunciones que nuestra mente de manera irreflexiva ha asumido como verdad. La sabiduría de ver las cosas tal como son, Buda indica, se cultiva a través del desarrollo de factores mentales y componentes de la conciencia, que él llama el sendero que conduce a la meta para erradicar el sufrimiento causado por condicionamientos mentales resultado de creencias admitidas ciegamente. Este sendero, es El Noble Sendero Óctuple conformado por ocho factores: Visión Recta, Intención Recta, Palabra Recta, Acción Recta. Sustento Recto, Esfuerzo Recto, Atención Recta y Concentración Recta. El Buda llamó a éste sendero, el camino medio. Debe su nombre al hecho de que pende de dos extremos, dos equivocados intentos de liberación del sufrimiento. El primero tiene que ver con la extrema complacencia a los placeres sensoriales. El intento de extinguir la insatisfacción por medio de la gratificación del deseo. Este enfoque ofrece placer, pero el goce obtenido es burdo, transitorio y carente de profunda gratificación. El comprador compulsivo o quien se encamina hacia la ambición, por ejemplo, no llega nunca a su meta, siempre encuentra un vacío que llenar. El otro extremo, es la práctica de la automortificación, es decir, el intento de liberación maltratando al cuerpo. El error de éste enfoque señala El Buda, consiste en tomar al cuerpo como la causa, cuando la fuente del problema está en la mente. La mente obsesionada por la codicia, la aversión y su persistencia en la ignorancia. Liberar la mente de éstas impurezas mortificando al cuerpo es un intento vano y dañino, puesto que es causarle mal a un instrumento fundamental para el trabajo de liberación. Distante del enfoque de éstos dos extremos, está El Noble Sendero Óctuple, también llamado así, porque los trasciende, evitando los errores que cada uno conlleva. El recorrido del Sendero, requiere de entrenamiento mental y para esto el cuerpo debe estar en forma para darle soporte al trabajo interno. Por consiguiente, el cuerpo debe cuidarse entre tanto las facultades mentales se entrenan para conseguir la visión y el conocimiento perceptivo que conduce a la sabiduría que libera. El Noble Sendero Óctuple desde un punto de vista práctico, se divide en tres grupos: Disciplina de la moral, conformada por recta palabra, recta acción y recto sustento; el grupo de la concentración conformado por, recto esfuerzo, recta atención (mindfulness), recta concentración y; el grupo de la sabiduría, conformado por recta visión y recta intención. Estos tres grupos representan los estados del entrenamiento. La meditación a la que hace referencia el segundo grupo es donde se entrena a observar y "domar" la mente. Para que la mente alcance niveles de concentración se debe estar alerta para identificar disposiciones que desenfocan la atención y la dispersan entre una multitud de ideas inconexas. Las disposiciones continúan su camino en la medida que se les permita su expresión a través de los canales de la palabra y de los hechos. Un comportamiento moral es la base de la concentración y la concentración la base de la sabiduría. Aunque la recta visión y la recta intención aparecen al final del sendero, su presencia es necesaria desde el inicio del proceso. En la medida en que la mente gana concentración, va llegando a estados superiores de recta visión y recta intención, los cuales contribuyen a alcanzar una sabiduría más alta.
La Visión Recta, es como la brújula que nos permite entender nuestro punto de partida, nuestro destino y los sucesivos puntos de referencia en la medida que la práctica avanza. Su importancia radica en el hecho de que nuestras perspectivas sobre temas y valores cruciales de la realidad tienen una relación que va más allá de meras convicciones teóricas. Ellas gobiernan nuestras actitudes, acciones y, en general orientan nuestra existencia. Es posible que nuestros puntos de vista no estén claramente formulados en nuestras mente. Se puede tener solo una concepción nebulosa de nuestras creencias. Sin embargo, así estén formuladas o no, expresadas o mantenidas en silencio, tienen una influencia de largo alcance. La volición es la que da a la acción su significancia ética. Estructura percepciones y valores que se cristalizan en un marco de referencia ideacional a través del cual interpretamos nuestro sentido de ser y estar en el mundo. Estos puntos de vista condicionan acciones y las acciones tienen sus consecuencias, pero lo que se quiere hacer notar, es que tanto las acciones como las consecuencias penden de los puntos de vista de donde se originan. El Buda señala que hay diez cursos de acción, tres de los cuales corresponden a la acción física, cuatro a la acción verbal y tres mentales, los cuales aplican tanto para acciones correctas e incorrectas. Los que hacen relación a la acción física son: destruir la vida, tomar lo que no se nos ha dado, conducta inadecuada con relación a placeres sensuales. Los cuatro relacionados con la acción verbal: falsedad, difamación, agresión verbal y palabra ociosa. Los tres relacionados con la acción mental son: codicia, mala voluntad y visión errónea. Opuestos a los anteriores es la Recta Visión. El Buda resalta la codicia como la causa dominante y perversa del origen del sufrimiento.
La Recta Intención o recto pensamiento, entendido éste último como el aspecto cognitivo y propositivo o conativo de la actividad mental. Desde la perspectiva Budista éstas dos funciones van de la mano. Los lados cognitivos y propositivos de la mente no están separados en compartimentos, sino que están entrelazados e interactúan en una relación íntima. Predilecciones emocionales influyen sobre puntos de vista y puntos de vista determinan predilecciones. Por tanto, una visión penetrante de la existencia obtenida por medio de una reflexión profunda y validada por la investigación de la experiencia, conlleva a una reestructuración de valores que colocan la mente en movimiento hacia una nueva visión. El Buda explica la Recta Intención de tres maneras: la intención de la renunciación, la intención de la buena voluntad y la intención de no hacer daño. El pensamiento antecede a la acción orientando la expresión del propósito en la acción física. Quien niega el impacto moral de las acciones y mide sus logros en términos de obtención de poder y estatus haciendo uso de cualquier medio para adquirirlos, no solo nutre su insatisfacción y desdicha, sino que cae en el ciclo repetitivo e insaciable de la codicia. La causa de la competencia, el resentimiento, la venganza, el conflicto, la violencia, la guerra, la injusticia, la corrupción, la enemistad y la opresión no están fuera de la mente, son la materialización de pensamientos dirigidos por la codicia, el odio y la mentira. La comprensión de las cuatro Verdades Nobles en relación con nuestra vida personal, conlleva a entender lo que se quiere significar con renunciación en la medida en que entendemos que, así como el sufrimiento nuestro es de la misma naturaleza que el de los otros, de igual forma, les asiste el mismo deseo de liberarse de el. La compasión entendida como el deseo que todos los seres estén libres de sufrimiento y el amor benevolente como el deseo que todos vivan en bienestar y armonía, son en sí mismo el ejercicio de la renunciación, puesto que no se desea ni se hace el mal a otros que no queremos se haga en nosotros.
Puesto que palabra recta, acción recta y sustento recto hacen parte de la división del sendero relacionada con la disciplina moral, se tratarán en un solo apartado. La disciplina moral representa el lado formal del entrenamiento en preceptos y principios éticos. La expresión de la virtud en situaciones de la vida real. Lo que se busca cultivar a través de la observancia de los preceptos morales, es la purificación de la mente que trae como consecuencia el beneficio público de no ejecutar acciones que van en detrimento de las personas. El Budismo fundamenta su concepción de ética no en la noción de obediencia sino en la armonía. A nivel social, ayuda al establecimiento de relaciones interpersonales armónicas, permitiendo integrar las diferencias de forma que, así el conflicto o el desencuentro no sea totalmente eliminado, al menos se minimice el daño causado. La mentira impide la cohesión social, puesto que rompe la atmósfera de credibilidad y confianza, fomentando la sospecha. La difusión de la mentira se constituye en el precursor de la caída de la solidaridad social y el caos. Dada su naturaleza, la mentira tiende a proliferar. Quien miente una vez y su palabra se vuelve sospechosa, se siente obligado a mentir de nuevo para construir una credibilidad basada en un consistente cuadro de eventos falsos. La sabiduría consiste en la realización de la verdad no como una proposición verbal, sino en la comprensión de la naturaleza de las cosas como son. La expresión de la verdad establece una correspondencia entre nuestra verdadera naturaleza y la naturaleza real de los fenómenos, permitiendo que la sabiduría emerja y acoja su naturaleza real.
El correcto sustento tiene que ver con el hecho de ganarse la vida de forma correcta. Las ganancias deben obtenerse de acuerdo a estándares éticos, es decir, de manera legal, pacíficamente, sin coerción, engaño, usura, trampa, violencia y sin tomar lo que no es propio.
El Recto Esfuerzo tiene que ver con el entrenamiento mental enfocado a prevenir el surgimiento de estados mentales dañinos que aún no han surgido, abandonar los ya conocidos, promover el surgimiento de estados mentales sanos y cultivar los que ya se tienen, con el fin de conseguir una atención sostenida y penetrante de la mente. Vipassana es una de las técnicas de meditación más antiguas de la India que ayuda a éste propósito. Es un proceso de auto-purificación mediante la auto-observación. Se comienza con la observación del flujo natural de la respiración para concentrar la mente y, luego con la conciencia agudizada se procede a observar la naturaleza cambiante del cuerpo y de la mente, experimentando la verdad universal de la impermanencia. Para ello se requiere de recta atención (mindfulness) que se obtiene con la observación del flujo natural de la respiración, el cual induce a la concentración que conlleva a la unificación de la mente. Remito al lector interesado en la meditación a consultar dos blogs anteriores, en los cuales se trata con algún detalle los fundamentos de la técnica: "De Cuerpo Presente" y "Sobre el Establecimiento de la Atención Plena".
Los ocho factores del sendero están siempre accesibles a nosotros, son componentes que se pueden establecer en la mente a través de la decisión y el esfuerzo. Debemos comenzar por revisar nuestros puntos de vista y clarificar nuestras intenciones, proceder con ética, como la base sobre la cual debemos aplicar energía y atención para cultivar la concentración y la capacidad de tener clara y profunda comprensión. Lo demás, es cuestión de práctica gradual sin la expectativa de resultados rápidos. Sus objetivos se materializan cuando hay una firme y constante práctica. Los dos únicos requisitos para alcanzar la meta son: comenzar y continuar. Si ambos requisitos se cumplen, no hay duda se llegará.
La Visión Recta, es como la brújula que nos permite entender nuestro punto de partida, nuestro destino y los sucesivos puntos de referencia en la medida que la práctica avanza. Su importancia radica en el hecho de que nuestras perspectivas sobre temas y valores cruciales de la realidad tienen una relación que va más allá de meras convicciones teóricas. Ellas gobiernan nuestras actitudes, acciones y, en general orientan nuestra existencia. Es posible que nuestros puntos de vista no estén claramente formulados en nuestras mente. Se puede tener solo una concepción nebulosa de nuestras creencias. Sin embargo, así estén formuladas o no, expresadas o mantenidas en silencio, tienen una influencia de largo alcance. La volición es la que da a la acción su significancia ética. Estructura percepciones y valores que se cristalizan en un marco de referencia ideacional a través del cual interpretamos nuestro sentido de ser y estar en el mundo. Estos puntos de vista condicionan acciones y las acciones tienen sus consecuencias, pero lo que se quiere hacer notar, es que tanto las acciones como las consecuencias penden de los puntos de vista de donde se originan. El Buda señala que hay diez cursos de acción, tres de los cuales corresponden a la acción física, cuatro a la acción verbal y tres mentales, los cuales aplican tanto para acciones correctas e incorrectas. Los que hacen relación a la acción física son: destruir la vida, tomar lo que no se nos ha dado, conducta inadecuada con relación a placeres sensuales. Los cuatro relacionados con la acción verbal: falsedad, difamación, agresión verbal y palabra ociosa. Los tres relacionados con la acción mental son: codicia, mala voluntad y visión errónea. Opuestos a los anteriores es la Recta Visión. El Buda resalta la codicia como la causa dominante y perversa del origen del sufrimiento.
La Recta Intención o recto pensamiento, entendido éste último como el aspecto cognitivo y propositivo o conativo de la actividad mental. Desde la perspectiva Budista éstas dos funciones van de la mano. Los lados cognitivos y propositivos de la mente no están separados en compartimentos, sino que están entrelazados e interactúan en una relación íntima. Predilecciones emocionales influyen sobre puntos de vista y puntos de vista determinan predilecciones. Por tanto, una visión penetrante de la existencia obtenida por medio de una reflexión profunda y validada por la investigación de la experiencia, conlleva a una reestructuración de valores que colocan la mente en movimiento hacia una nueva visión. El Buda explica la Recta Intención de tres maneras: la intención de la renunciación, la intención de la buena voluntad y la intención de no hacer daño. El pensamiento antecede a la acción orientando la expresión del propósito en la acción física. Quien niega el impacto moral de las acciones y mide sus logros en términos de obtención de poder y estatus haciendo uso de cualquier medio para adquirirlos, no solo nutre su insatisfacción y desdicha, sino que cae en el ciclo repetitivo e insaciable de la codicia. La causa de la competencia, el resentimiento, la venganza, el conflicto, la violencia, la guerra, la injusticia, la corrupción, la enemistad y la opresión no están fuera de la mente, son la materialización de pensamientos dirigidos por la codicia, el odio y la mentira. La comprensión de las cuatro Verdades Nobles en relación con nuestra vida personal, conlleva a entender lo que se quiere significar con renunciación en la medida en que entendemos que, así como el sufrimiento nuestro es de la misma naturaleza que el de los otros, de igual forma, les asiste el mismo deseo de liberarse de el. La compasión entendida como el deseo que todos los seres estén libres de sufrimiento y el amor benevolente como el deseo que todos vivan en bienestar y armonía, son en sí mismo el ejercicio de la renunciación, puesto que no se desea ni se hace el mal a otros que no queremos se haga en nosotros.
Puesto que palabra recta, acción recta y sustento recto hacen parte de la división del sendero relacionada con la disciplina moral, se tratarán en un solo apartado. La disciplina moral representa el lado formal del entrenamiento en preceptos y principios éticos. La expresión de la virtud en situaciones de la vida real. Lo que se busca cultivar a través de la observancia de los preceptos morales, es la purificación de la mente que trae como consecuencia el beneficio público de no ejecutar acciones que van en detrimento de las personas. El Budismo fundamenta su concepción de ética no en la noción de obediencia sino en la armonía. A nivel social, ayuda al establecimiento de relaciones interpersonales armónicas, permitiendo integrar las diferencias de forma que, así el conflicto o el desencuentro no sea totalmente eliminado, al menos se minimice el daño causado. La mentira impide la cohesión social, puesto que rompe la atmósfera de credibilidad y confianza, fomentando la sospecha. La difusión de la mentira se constituye en el precursor de la caída de la solidaridad social y el caos. Dada su naturaleza, la mentira tiende a proliferar. Quien miente una vez y su palabra se vuelve sospechosa, se siente obligado a mentir de nuevo para construir una credibilidad basada en un consistente cuadro de eventos falsos. La sabiduría consiste en la realización de la verdad no como una proposición verbal, sino en la comprensión de la naturaleza de las cosas como son. La expresión de la verdad establece una correspondencia entre nuestra verdadera naturaleza y la naturaleza real de los fenómenos, permitiendo que la sabiduría emerja y acoja su naturaleza real.
El correcto sustento tiene que ver con el hecho de ganarse la vida de forma correcta. Las ganancias deben obtenerse de acuerdo a estándares éticos, es decir, de manera legal, pacíficamente, sin coerción, engaño, usura, trampa, violencia y sin tomar lo que no es propio.
El Recto Esfuerzo tiene que ver con el entrenamiento mental enfocado a prevenir el surgimiento de estados mentales dañinos que aún no han surgido, abandonar los ya conocidos, promover el surgimiento de estados mentales sanos y cultivar los que ya se tienen, con el fin de conseguir una atención sostenida y penetrante de la mente. Vipassana es una de las técnicas de meditación más antiguas de la India que ayuda a éste propósito. Es un proceso de auto-purificación mediante la auto-observación. Se comienza con la observación del flujo natural de la respiración para concentrar la mente y, luego con la conciencia agudizada se procede a observar la naturaleza cambiante del cuerpo y de la mente, experimentando la verdad universal de la impermanencia. Para ello se requiere de recta atención (mindfulness) que se obtiene con la observación del flujo natural de la respiración, el cual induce a la concentración que conlleva a la unificación de la mente. Remito al lector interesado en la meditación a consultar dos blogs anteriores, en los cuales se trata con algún detalle los fundamentos de la técnica: "De Cuerpo Presente" y "Sobre el Establecimiento de la Atención Plena".
Los ocho factores del sendero están siempre accesibles a nosotros, son componentes que se pueden establecer en la mente a través de la decisión y el esfuerzo. Debemos comenzar por revisar nuestros puntos de vista y clarificar nuestras intenciones, proceder con ética, como la base sobre la cual debemos aplicar energía y atención para cultivar la concentración y la capacidad de tener clara y profunda comprensión. Lo demás, es cuestión de práctica gradual sin la expectativa de resultados rápidos. Sus objetivos se materializan cuando hay una firme y constante práctica. Los dos únicos requisitos para alcanzar la meta son: comenzar y continuar. Si ambos requisitos se cumplen, no hay duda se llegará.
A mí me gustaría subrayar en este momento la frase: "El Budismo fundamenta su concepción de ética no en la noción de obediencia sino en la armonía", en contraposición a tantas religiones y sistemas políticos que establecen la obediencia
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