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LA HERENCIA DE LA GUERRA

La persona interesada en enriquecer el conocimiento de sí misma, se encuentra con una variada oferta de enfoques psicológicos, que como lo anota Wilber, son más bien complementarios que contradictorios y ofrecen respuesta  a  las necesidades y características  propias de la persona, y al nivel en que se ubica dentro del amplio espectro de los matices de la conciencia. La respuesta a esta particular necesidad o interés personal la ofrecen las cuatro fuerzas de la psicología: el psicoanálisis, el conductismo,la psicología humanista y la psicología transpersonal. Me referiré a la psicosíntesis, -terapia transpersonal- y  su forma de abordar la educación infantil y desde esta óptica  aproximarme en este texto a su aplicación en la escuela a niños víctimas del conflicto armado y del post conflicto. Para ello, expondré de manera sucinta por un lado, que es la psicosíntesis, y, por el otro, relacionaré algunos de los efectos conductuales  y emocionales en niños residentes  en zonas de conflicto armado, resultado de una experiencia laboral en terreno y plantear como esta técnica puede ayudar a paliar los efectos traumáticos de la guerra en el desarrollo humano.

Al final de los años 50 ocurrió un cambio radical en el campo de la psicología, un cambio que aún hoy apenas se integra dentro de la psicología convencional. Fue la emergencia de la psicología humanística y transpersonal. La psiconsíntesis formulada por Roberto Assagioli, en 1910, ganó gran aceptación dentro de este nuevo desarrollo, el cual se caracterizó por apartarse de la tendencia convencional de la psicología de limitarse a lo patológico y a lo que está "mal" en la persona, para enfocare hacia el desarrollo de las potencialidades humanas, demostrando la importancia de un proceso  más integrador en el avance del crecimiento  individual, sugiriendo formas de como estimular un pensamiento coherente, la imaginación, los sentimientos, la creatividad, la intuición y el despertar de una conciencia espiritual y visión de la vida. La idea de potencial humano fue inicialmente expuesta por Abraham Maslow, quien con Assagioli, plantearon una visión de lo que podría ser una personalidad integrada, enfatizando el poder de la autorregulación y  la responsabilidad como parte de un proceso interno de autoafirmación y autorrealización del individuo, mediante el cual toma conciencia de quien es, asume responsabilidad de su actuación frente a sí mismo, los demás, el medio social y ambiental y se compromete ante sí mismo a desarrollar sus potencialidades. La psicosíntesis es una concepción inclusiva y positiva del ser humano como ser dinámico y en  proceso permanente de crecimiento interno. De manera activa, estimula el desarrollo armonioso de cualidades que emergen, así como su integración y síntesis alrededor de un centro más elevado de unificación. Con relación a la educación, la psicosíntesis apunta al desarrollo e integración de las funciones y cualidades fundamentales del ser humano: físicas, sensoriales, emocionales, imaginativas, éticas, sociales, volitivas y transpersonales. La mayoría de los niños en ambientes relativamente balanceados exhiben estas cualidades y no habría mucho que enseñarles sobre ellas. Por el contrario, podrían más bien ser nuestros maestros. La tarea nuestra por tanto, debería estar orientada a proteger y preservar estas cualidades inherentes o restablecerlas cuando han sido vulneradas por factores externos. Como adultos, nos sorprende como los niños están repletos de cualidades que hemos perdido como la simpleza, espontaneidad, creatividad y asombro y que hoy nos cuesta recuperar.

Hay un acuerdo general que el mundo de hoy enfrenta una extraordinaria presión proveniente de todos los frentes que lo mueven. En particular, niños y jóvenes no tienen los recursos para hacerle frente a crisis domésticas, sociales e internacionales. En mayor desventaja están aquellos que su única experiencia de vida ha sido vivir en medio del fuego cruzado. Sobre estos últimos, haré referencia acerca de los efectos en el desarrollo psíquico  observado y relatado  por niños entre los 10 y los 14 años, resultado de la implementación de un proyecto en establecimientos educativos para evitar que el derecho a la educación se viera conculcado por el conflicto armado. Los efectos psicológicos se han agrupado en tres categorías: a nivel emocional: miedo, ansiedad, depresión, paranoia, malestares psicosomáticos  tristeza, inseguridad, rabia, odio, deseo de venganza, soledad, baja autoestima, pesadillas, pérdida de confianza, indiferencia . A nivel de pensamiento: regresiones en el desarrollo cognitivo, problemas de aprendizaje y concentración,  falta de atención, representaciones culturales asociadas a la guerra: juegos, música, forma de vestirse; presión ideológica, justificación de la muerte. Con relación a la conducta: agresividad, llanto recurrente, aislamiento, imitación de la guerra, identificación con alguno de los actores del conflicto, desadaptación social, conflictos de identidad, deserción escolar, desarraigo, desplazamiento, inmersión temprana en el mercado laboral, abuso sexual. Las técnicas experienciales de este enfoque, al ser uso de la imaginación, los sentimientos y la intuición buscan que la totalidad de la persona esté envuelta en este proceso, de ahí que serían un buen complemento a la educación convencional. El término educación confluente utilizado por la psicosíntesis, hace referencia a la integración de elementos cognitivos y afectivos dentro del proceso de aprendizaje. Este concepto está ausente en muchas escuelas. La sensibilidad frente a las condiciones de vida de los estudiantes, el afecto y la ternura no hacen parte de una educación integradora. Impartir los conocimientos que obliga el currículo es  el objetivo único. Haré referencia solo a dos  técnicas de la psicosíntesis: imágenes mentales y dibujo libre, que se complementan y pueden ayudar a niños con secuelas  de un conflicto armado a aliviar un poco sus traumas y a imaginarse un mundo menos cruel.
Imágenes mentales: Se visualiza muchas veces sin que nos percatemos de ello: en ensoñaciones, soñando despierto o fantasías aleatorias. La visualización deliberada o evocadora de imágenes está orientada a que la persona se imagine de manera consciente  haciendo o sintiendo algo previamente escogido. Es darle estructura y propósito a la fantasía para evocarla de manera consciente. Se ha encontrado que individuos que son capaces de fantasear, se comprenden mejor, llevan una vida más imaginativa y creativa y discriminan mejor entre fantasía y realidad, viéndose menos perturbados por imágenes o pensamientos inesperados. Las imágenes mentales son el lenguaje del inconsciente. Con el uso de imágenes mentales se enfoca la atención para expandir la conciencia en un área particular, y por otro, traer a la conciencia material que reposa en el vasto depósito del inconsciente. Además, permite liberar energía acumulada. Ofrece elementos de comprensión hacia lo que se ha enfocado y promueve la expresión de potenciales creativos latentes, puesto que opera a nivel de la sensación, la emoción, el pensamiento y la intuición. Por ejemplo, si traemos a colación  las experiencias compartidas por estos niños acerca de lo que para ellos ha representado el conflicto, se puede observar como la guerra además de ser una realidad, ha pasado a ser para ellos el elemento que recrea la imaginación del juego. Su imaginación se ha convertido en la realidad del conflicto. Permitirles que imágenes mentales placenteras ocupen su imaginación para acercarse a otra faceta de ellos mismos y a través de ellas encontrarse con su propia esencia, podrías darles la opción de reconstruir su mundo cognitivo orientado hacia pensamientos y sentimientos más sanadores y constructivos. Las demás categorías descritas serían la base a partir de la cual, nuevas imágenes podrían recrear la vida mental y romper la circularidad del mundo de la guerra.
Dibujo libre: El solo acto de dibujar es una fuerte expresión de si mismo y una manera de permitir la expresión de sentimientos. Tal como lo hacen las imágenes mentales, construye un puente entre elementos conscientes e inconscientes y entre la mente racional y sus elementos irracionales intuitivos. Hay dos maneras de hacer uso de esta técnica: la primera, se permite a la persona que juegue libremente con  papel y crayones, dejando que sus manos se muevan libre y espontáneamente sobre el papel, esperando a ver que emerge. La segunda, se solicita  a la persona que dibuje una imagen que haya tenido durante el ejercicio de visualización guiada. No se espera  una reproducción exacta, si no más bien, un dibujo que represente una sensación o sentimiento de ella, sin que entre en acción ningún acto racional posible. Es el significado escondido tras el color, la forma y el sentimiento, lo que es relevante y lo que ofrece significado. Como con cualquier actividad experiencial, es útil dedicar algún tiempo para compartir, hacer preguntas y encontrarle sentido al dibujo. De nuevo, un ejercicio que permite que afloren temores, problemas psicosomáticos, pesadillas y otras situaciones traumáticas de difícil verbalización para niños, y en particular para aquellos que viven en ambientes bélicos, dándoles  la oportunidad que la imaginación les ofrezca elementos para visualizar la paz.
No es una visión poliana acerca de como la vida para ellos debería ser. Es una de las  tareas que hay que emprender para que ni el dolor, ni  el resentimiento ni la desesperanza sean la sombra que se proyecte sobre la paz.





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