Hay un acuerdo general que el
mundo de hoy enfrenta una extraordinaria presión proveniente de todos los
frentes que lo mueven. En particular, niños y jóvenes no tienen los recursos
para hacerle frente a crisis domésticas, sociales e internacionales. En mayor
desventaja están aquellos que su única experiencia de vida ha sido vivir en
medio del fuego cruzado. Sobre estos últimos, haré referencia acerca de los
efectos en el desarrollo psíquico
observado y relatado por niños
entre los 10 y los 14 años, resultado de la implementación de un proyecto en
establecimientos educativos para evitar que el derecho a la educación se viera
conculcado por el conflicto armado en Colombia. Los efectos psicológicos se han
agrupado en tres categorías: a nivel emocional: miedo, ansiedad, depresión,
paranoia, malestares psicosomáticos,
tristeza, inseguridad, rabia, odio, deseo de venganza, soledad, baja
autoestima, pesadillas, pérdida de confianza, indiferencia. A nivel de
pensamiento: regresiones en el desarrollo cognitivo, problemas de aprendizaje y
concentración, falta de atención,
representaciones culturales asociadas a la guerra: juegos, música, forma de
vestirse, justificación de la muerte. Con relación a la conducta: agresividad,
llanto recurrente, aislamiento, imitación de la guerra, identificación con
alguno de los actores del conflicto, desadaptación social, conflictos de
identidad, deserción escolar, desarraigo, desplazamiento, inmersión temprana en
el mercado laboral, abuso sexual. Las técnicas experienciales como la
psicosíntesis al ser uso de la imaginación, los sentimientos, la intuición y la
meditación, dan cabida a otras formas de conocimiento y análisis, posibilitando
una visión más integradora de la experiencia, de ahí que, sean un complemento a
la educación convencional. El término educación confluente utilizado por la
psicosíntesis, hace referencia a la integración de elementos cognitivos y
afectivos dentro del proceso de aprendizaje. Haré referencia a dos de sus técnicas: imágenes
mentales y dibujo libre, que se complementan y pueden ayudar a niños y niñas
con secuelas de un conflicto armado a
aliviar un poco sus traumas y a imaginarse un mundo menos cruel.
Imágenes mentales: Se visualiza
muchas veces sin que nos percatemos de ello: en ensoñaciones, soñando despierto
o fantasías aleatorias. La visualización deliberada o evocadora de imágenes
está orientada a que la persona se imagine de manera consciente haciendo o sintiendo algo previamente
escogido. Es darle estructura y propósito a la fantasía para evocarla de manera
consciente. Se ha encontrado que individuos que son capaces de fantasear, se
comprenden mejor, llevan una vida más imaginativa y creativa y discriminan
mejor entre fantasía y realidad, viéndose menos perturbados por imágenes o
pensamientos inesperados. Las imágenes mentales son el lenguaje del
inconsciente. Con el uso de imágenes mentales se enfoca la atención para
expandir la conciencia en un área particular y traer a la conciencia material
que reposa en el vasto depósito del inconsciente. Además, permite liberar
energía acumulada. Ofrece elementos de comprensión hacia lo que se ha enfocado
y promueve la expresión de potenciales creativos latentes, puesto que opera a
nivel de la sensación, la emoción, el pensamiento y la intuición. Por ejemplo,
si traemos a colación las experiencias
compartidas por estos niños acerca de lo que para ellos ha representado el
conflicto, se puede observar como la guerra además de ser su realidad, ha
pasado a ser para ellos el elemento recreado en la imaginación y plasmado en el
juego. Su imaginación se ha convertido en la realidad del conflicto.
Permitirles que imágenes mentales placenteras ocupen su imaginación para
acercarse a otra faceta de ellos mismos y a través de ellas encontrarse con su
propia esencia, podrías darles la opción de reconstruir su mundo cognitivo
orientado hacia pensamientos y sentimientos más sanadores y constructivos. Las restantes categorías descritas, serían la base a partir de la cual, nuevas imágenes
podrían recrear la vida mental y romper la circularidad del mundo de la guerra.
Dibujo libre: El solo acto de
dibujar es una fuerte expresión de sí mismo y una manera de permitir la
expresión de sentimientos. Tal como lo hacen las imágenes mentales, construye
un puente entre elementos conscientes e inconscientes y entre la mente racional
y sus elementos irracionales intuitivos. Hay dos maneras de hacer uso de esta
técnica. En la primera, se permite a la
persona que juegue libremente con papel
y crayones, dejando que sus manos se muevan libre y espontáneamente sobre el
papel para que algo emerja. En la segunda, se pide a la persona que dibuje una imagen que haya
tenido durante el ejercicio de visualización guiada. No se espera una reproducción exacta, sino más bien, un
dibujo que represente una sensación o sentimiento de ella, sin que entre en
acción ningún acto racional posible. Es el significado escondido tras el color,
la forma y el sentimiento, lo que es relevante y lo que ofrece significado.
Como con cualquier actividad experiencial, es útil dedicar algún tiempo para
compartir, hacer preguntas y encontrarle sentido al dibujo. Es un ejercicio que
permite que afloren temores, problemas psicosomáticos, pesadillas y otras
situaciones traumáticas de difícil verbalización para niños, y en particular
para aquellos que viven en ambientes bélicos, dándoles la oportunidad que la imaginación les ofrezca
elementos para visualizar eventos de vida menos hostiles.
No es una visión poliana acerca
de cómo la vida para ellos debería ser. Son acciones que hay que emprender para
que ni el dolor, ni el resentimiento ni
la desesperanza sean la sombra que se proyecte sobre la paz sobre aquellos que
vivieron la guerra.
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