"Mientras mi visión no fuera totalmente clara respecto de Las Cuatro Verdades que Ennoblecen, no pretendí haber llegado a un despertar auténtico". El Buda
El Buda planteó la naturaleza del dilema humano como a un camino para su resolución. Las dos primeras verdades (angustia y orígenes) describen el dilema, las dos últimas (cesación y camino) su resolución. Las Cuatro Verdades Nobles no son proposiciones a ser creídas; son desafíos a actuar. La primera verdad desafía nuestra relación habitual con la angustia; desafía la forma como interactuamos con la fragilidad y finitud inherentes a nuestra existencia. Al considerarse la angustia como temible y amenazante, se evade su comprensión y se entra en un terreno nebuloso que desdibuja la esencia de la misma. Esta percepción induce a un estado psicológicamente bloqueado, enredado en confusiones que terminan en pensamientos circulares sin respuesta. Acoger el contenido de la angustia es la oportunidad para entender la presencia del anhelo egocéntrico que yace bajo ella, en una oportunidad para soltarlo y hacerle frente a la angustia. Soltar no es más que la aceptación clara y calma de lo inevitable: nacer, morir y las contingencias que surgen en medio. Soltar un anhelo es permitirle ser en sí mismo: un estado mental transitorio que una vez que aparece va a pasar. Anclarnos en él, es darle una permanencia compulsiva alimentada por los hábitos repetitivos de pensamiento, que configuran la aversión y rechazo a la angustia. Al soltar el anhelo, éste finalmente cesará y se podrá experimentar cómo su verdadera naturaleza es liberarse así mismo. La cesación permite darnos cuenta con cierta ecuanimidad de la inmediatez inequívoca y clara de la naturaleza transitoria y contingente de la realidad, fundada en una visión auténtica nacida de la confrontación con la propia angustia. Así como la presencia de la angustia es una oportunidad para entender el dilema, la presencia del anhelo egocéntrico que obnubila su presencia, es una oportunidad para soltarlo. Llegar a ésta comprensión, abre la puertas del camino, que es como una carta de navegación que indica el norte del recorrido existencial, mediado por el cultivo de un carácter ético, que facilita el desarrollo de una atención presente en cada momento, que ayuda además, a corregir el rumbo de éste proceso, que es el propio camino, cuando ha habido algún extravío. Despertar no es una experiencia mística; al describir Las Cuatro Verdades Nobles, El Buda dijo: La angustia debe ser entendida, sus orígenes soltados, la cesación materializada y el camino cultivado. Solo reconociendo éstas verdades y sabiendo actuar sobre ellas, se llega al auténtico despertar.
Tomado del libro: "Budismo sin Creencias" de Stephen Batchelor
Tomado del libro: "Budismo sin Creencias" de Stephen Batchelor
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